- Primer parpadeo: ternuras acariciadas por “zombies-on-cruise-control”, por primera vez cohabitan el nicho de la hermandad.
- Segundo parpadeo: los bosques de felicidad mediatizada forman un campo de batallas neuro-bélicas donde francotiradores pasean montando sigilosas serpientes aladas a través de las nubes de confusión que distorsionan el sabor de la experiencia.
- Tercer parpadeo: fui a la farmacia a comprar gotas de esperanza para los ojos y unas píldoras de credibilidad que ayuden a navegar las tormentas de rostros una y otra vez lamidas más allá de su fecha de caducidad.
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