Su belleza, a pesar de haber apagado el rojo flameante de su cabellera,
es flotantemente deliciosa;
recorriendo esos ojos cachondamente adormilados
deja a cualquiera levitando en las ondas de su falda
que se levanta con un viento premeditado
y que con una fingida inocencia detiene con esas blancas manos
que me gustaría haber tenido en mi rostro;
ha sido, esta tu belleza,
la que probablemente te guió hacia ese destino oscuro
atiborrado de píldoras tristes (según dijo la prensa)
inocencia, experiencia, confusión, depresión e incógnita;
quizás así se pudiera resumir tu vida en pocas palabras.
¿Acaso te imaginaste todo lo que habrías de vivir, tu, muchacha,
cuando posaste desnuda de cuerpo, de nombre y de protección para un calendario?
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