Sudando, èl se diò cuenta de que cada gota transpirada tenìa
un rostro; las gotas se supieron observadas y no les pareciò,
por lo que se unieron en lo que culminò como una persona
transparentemente lìquida que le mirò directamente. El
lìquido ser seguìa creciendo porque se unieron las gotas de
rocìo que descansaban sobre los petalos de las flores; creciò
màs y derrepente, èl sintiò sed como nunca antes...su saliva
se uniò con el resto llevandose consigo cualquier rastro de
vida; los globos oculares se redujeron a dos pequeñas pasas
secas, y asì el resto del cuerpo hasta que empezò la lluvia.
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