Y sucedió que
después de haber orbitado,
la luna y el sol, alrededor el uno del otro,
su colisión fue algo inminente,
algo sin precedente,
pero con todo el sabor ancestral y esencial.
Ambos campos magnéticos enloquecieron
y tomaron la forma de algo que asemejó una trenza luminosa
de auroras boreales
en medio de una hipnótica danza
para desenlazar en un estruendoso choque
desprendiendo fragmentos de ambas partes,
los cuales, de forma progresiva han cobrado vida propia
orbitando alrededor del evento,
girando con una pasión jamás atestiguada,
pero sí bastante apreciada por los sentidos,
a su vez atacados por todos los frentes
en una suerte de estampida CALIDOscópica
que deja la sensación de haber olido su color,
visto su sabor,
tocado su canto con mis sueños
una y otra vez,
lamiendo la eternidad…
"... y con la sensación de haber oído el silencio conformado por una serie de eventos afortunados que se han escrito, se escriben y se seguirán escribiendo, con la fuerza de la sangre que recorre las venas del cosmos, que atestigua al fin el reencuentro de dos cuerpos que se creían distantes..."-AB