Mi ser completo se convulsiona vivo cuando,
convertido en pura pasión,
colisiona como eco entre las paredes de tu laberinto.
Nuestros deseos se transportan en un vagón
hacia nuestra felicidad
y sacan la mano por la ventana
para saludar a quienes, pasmados
aun no pueden creer el atestiguarnos;
el atestiguar la fusión de la luna y el sol.
Habitando nuestro laberinto
trenzamos nuestras voces,
comunicandonos lo que sabemos,
lo que sentimos,
entre temblores que nos avisan
de la vida que pulsa
bajo tu miel
y mi piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario