Mientras mi cara se vacía de tristeza
tu estomago arde en agruras azules, taciturnas, nostálgicas y ... nada más!
(sería una obscenidad continuar)
es un gran alivio,
un desenlace de digestión con fanfarrias y confeti
pero sin pastel,
obvias razones se interponen en el camino
pero sin restarle fastuosidad a la ocasión.
Sí, estúpidamente sencillo,
sin buscar más escondites:
Dos polos,
uno lleno para atraer al otro
e invertir el orden con el humor contagioso
de un reloj de arena
y... voilá!
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