Los MITOTEROS!

sábado, 15 de enero de 2011

TAMAL...

MONO – TONO I

Tamal no quería despertar, le dolía la cabeza, pero igual lo despertaban y se dejaba despertar. Caminar sin equilibrio y cuidarse de ser visto en “esas condiciones” eran su tortura.
          “Oye! Ya es hora de que estés yéndote a la escuela!” - empezaba a oír en la oscuridad que aún le brindaban sus parpados por la mañana.
    “Ya voooy!” -  se queda sembrado en el piso cerca de su cama, sin erguirse y piensa -…tengo ganas de algo, ¿Lo haré?, ¿me lo comeré?, ¿lo fumaré?, ¿lo admiraré?, ¿o sólo lo pensaré?, no sé, todo tiene sus consecuencias...chín, estoy mojado...
Unos dedos truenan repetida e histéricamente en su oído izquierdo para abrirle paso y tenderle alfombra roja a uno de esos gritos que le sacuden a uno el cerebro hasta temblar como gelatina.
         “Despiertate, yaaa!, ¿Qué no ves que llegas tarde? Ni siquiera te has parado, bla, bla, bla…
Los mismos dedos, ahora funcionando como garras, lo sacuden por el hombro.
          ¿me oisteee?, ¡Apurateee!
Tamal sólo seguía el movimiento de esos labios tan ruidosos hasta que se detuvieron y entonces contestó:
          Si, ya voy.
Lo que sigue, sigue siendo lo mismo. Las costumbres se oxidan, unos las aceitan, les echan lubricante para evitar la fricción entre fetal y fetal. Los tamales pueden ser de elote, de carne, algunos otros hasta de dulce y se comen, nada mas hay que quitarles las hojas y ahí están… ¡blanditos!


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