Peter Pan está de vacaciones

       Me estaba preparando el desayuno, como a eso de las ocho de la mañana, cuando mi sobrina Valeria de dos años de edad, que un rato atrás había visto muy concentrada, pecho-tierra metida en sus libros para colorear, entró corriendo a la cocina detrás de su libro abierto lleno de garabatos, lo cual me obligó a voltear y, gritando, me dijo - “!Tío Juan, Tío Juan!”- enseñándome el libro, casi desesperada y apuntando con su crayola a la página llena de sus rallones y garabatos, decía al mismo tiempo, a gritos -“!el mostro, el mostro!”- a lo que yo le preguntaba que si a cual monstruo se refería - “!el mostro se está comiendo a la campanita!” – me contestó alterada, apuntando con su crayola insistentemente al libro. Yo no supe que hacer en el momento; ella me miraba con unos ojos que pedían ayuda y lo único que se me ocurrió decirle fue: “!pues llámale al peter pan! - y ella respondió - ¡No, el peter pan no está aquí! – mi sobrina seguía indicándome con su crayola el libro sin quitarme sus ojos de encima …